Creo que una de las fascinaciones mas grandes que experimentan ( experimentamos ) los aficionados a la relojería es ver funcionar un espiral y el péndulo de relojes. El espiral, ese gran protagonista de las traseras vistas y que encandila por su belleza y enorme poder hipnótico, es el ‘corazón’ del reloj. Este ‘corazón’ ha tenido una evolución constante desde su invención, allá por mediados del siglo XVII; invención que ha estado y está envuelta en una polémica de la que ya daré cuenta.
Con respecto al péndulo: ¿ Quién no queda fascinado con los relojes de péndulo ? Son también ellos hipnóticos y con una presencia sin igual. También la invención del péndulo está envuelta en una polémica.
Pues bien: ambos mecanismos, el espiral y el reloj de péndulo, fueron patentados por el mismo científico, Chriistian Huygens; aunque se tienen serias dudas que haya sido él quién los inventó.
Huygens fue un genio, ¿ quién puede decir lo contrario ?
Huygens fue un visionario, un erudito y un enorme académico y científico de su tiempo.
A Huygens le debemos, por ejemplo, tratados humanistas, análisis y ensayos sobre Óptica, Astronomía, Matemática, Filosofía, Física y Química que revolucionaron el universo del Saber en la Europa del siglo XVII. Newton consideraba a Huygens como su mentor y una fuente constante de inspiración. Imaginen entonces… Este hombre también inventó instrumentos de medición, teoremas, cálculos y sistemas estadísticos y de compilación de datos. Es decir: un indiscutido.
Pero por alguna extraña razón, Huygens estuvo ( y está ) envuelto en dos culebrones horológicos que distan, y mucho, de resolverse; haciendo que la batalla horológica y las intrigas y peleas entre sus seguidores y detractores sigan casi in eternum. Me refiero, como ya comenté mas arriba, a la invención del Péndulo - Galileo - y al Espiral - Hooke-.
Como todo tema en el que está envuelto un genio: es difícil tomar partido.
Pero trataré de hacer un resumen de lo que leí y luego, al final del artículo, poner la bibliografía correspondiente y una conclusión. Los libros nombrados en la bibliografía no sé si están en español; de todas maneras los pondré así aquellos que deseen puedan tener algún tipo de referencia bibliográfica que no sea la wiki o los innumerables copie y pegues que pupulan por la red.
Fotos de la red: espiral en un reloj despertador y varios relojes de péndulo.
Hooke vs Huygens: El Espiral
Explico un poco los hechos: en 1675 y en París Huygens presenta una patente de un espiral para ser usado en relojes. Patente fue de uso libre siempre y cuando se nombrase al poseedor de la patente. La Patente fue libre, salvo una sola excepción: Inglaterra. Extraño, ¿ No ?
Sigo explicando.
¿ Quién podía poner en duda la paternidad del invento ? Quién la puso en duda fue Robert Hooke.
Hooke venía de una familia pobre, pocos amigos, un enorme genio con un increíble talento pero sin el tacto ni la gracia de aquellos nacidos en cunas acomodadas. Hooke fue en su momento miembro de la Royal Society a instancias de su amigo Thomas Tompion, otro genio. A Hooke se lo conoce por la la creación del escape de ancla y por la Ley de Hooke; muchos de los relojes que poseen un espiral están bajo esta ley, que es la que explica cómo funciona un espiral en un reloj: como la contracción del espiral es proporcional al ángulo de torsión del volante, las oscilaciones tienen una periodicidad mas o menos constante. El enunciado formal de la Ley de Hooke dice así: la deformación elástica que sufre un cuerpo es proporcional a la fuerza que produce tal deformación. Hooke publicó el estudio en detalle del comportamiento de los elásticos y espirales y sus cálculos y diagramas en un libro llamado De Potentia Restitutiva, publicado en 1678.
Foto de la red: diagrama de Ley de Hooke y dibujo de espiral.
Huygens, por el contrario, venía de un padre poderosísimo ( fue secretario en su momento del Príncipe Federico Henry de Orleans ) de una familia inmensamente rica y llena de estratégicas conexiones en las cortes europeas.
La clave de esta disputa entre Huygens y Hooke tiene un lugar físico en el que se cometió el ‘crimen’: la Royal Society de Londres.
La Royal Society llegó a ser, en su tiempo, uno de los epicentros de la vanguardia tecnológico-científica occidental por buena parte de los siglos XVI y XVII. A la Royal Society no le caía en gracia Hookes ( quizás por su origen humilde y su falta de tacto y muy mal carácter ) pero amaban a Huygens. Huygens, en sus visitas a Londres, era recibido con honores por la Royal Society y el resto de la elite humanística y cultural de la ciudad.
Las dos piezas unidas a esta pelea por reclamar la paternidad de la creación del escape son dos: los señores Oldenburg y Moray.
Henry Oldenburg era secretario de la Royal Society y nexo epistolar con los inventores y científicos del continente. Huygens y Oldenburg tenían, además de una relación puramente técnico-epistolar, una amistad demostrada por los cientos de cartas personales que ambos intercambiaron a lo largo de los años. Y fue en algunas de esas cartas, que van desde 1662 a 1677, que Oldenburg le comenta a Huygens sobre el invento del espiral para relojes que un irrespetuoso y despótico Robert Hooke había presentado en la Royal Society.
Hooke tenía una terrible manía: esconder sus inventos, al punto de no darlos a conocer salvo a sus íntimos y colaboradores. Además, la meta final de Hooke era poder fabricar un reloj lo suficientemente preciso para poner solución al problema de la medición de la Longitud y así ganar dinero y fama. Estaba tan obsesionado con ello que su genialidad quedó oculta y opacada por el marketinero Huygens y su ilimitada influencia y elegancia. Hooke permite a Tompion usar su invento del espiral, el que es por supuesto mejorado y adaptado a un reloj de bolsillo que Tompion presentó en sociedad en 1675.
Por otra parte, uno de los miembros fundadores de la Royal Society, Robert Moray, también le comenta a Huygens con minuciosos detalles sobre el invento de Hooke en sus profusos intercambios epistolares. Dos libros tratan muy bien estos intercambios de cartas entre Oldenburg, Moray y Huygens, los libros de Landes y el de Robertson ( ver bibliografía ). Huygens siempre dijo que su invento no tenía nada que ver con lo desarrollado por Hooke sino que se inspiró en los dichos de su amigo, el Duque de Roanez, que en 1660 le había comentado sobre un relojero parisino que, aparentemente, había desarrollado un espiral.
Resumiendo: Huygens presenta su patente de invención en 1675 y así quedó oficialmente dicho que él había inventado espiral. De nada sirvieron que grandes relojeros de la época ( Tompion, entre ellos ) hayan intercedido en favor de Hooke, el real inventor. Y aquí entra la explicación sobre el extraño caso que la patente del espiral fuese libre en Europa pero no en Inglaterra: Huygens y Oldenburg ( el secretario de la Royal Society ) compartirían las regalías de la patente inglesa…
Foto de la red: espiral en un mecanismo de reloj con patente Huygens pero con mejoras de Thuret - el tercero en discordia -.
Dicen que la justicia cuando llega tarde no es justa.
Pues este es el caso.
La Royal Society tuvo un rol central en la ‘fuga’ de una invención de un connacional en favor de un extranjero favorito, aristocrático y ambicioso : Huygens. No solo permitió la fuga de información sino que el mismo secretario de la institución detentó el 50% de las regalías de la patente inglesa.
Lamentablemente este no sería el único escandaloso incidente que envolvería a una prestigiosa institución británica. 100 años mas tarde otras dos muy prestigiosas instituciones británicas, el Board of Longitude y The Greenwich Observatory, volverían a tener un triste rol, pero esta vez con Harrison, el padre de los cronómetros marinos. Las autoridades del Observatorio no solo defenestró a Harrison durante toda su vida sino que confiscó sus cronómetros, los encerró en un depósito durante casi 160 años y fue finalmente un paciente psiquiátrico ( R.T. Gould ) que se encargó de su reconstrucción y puesta en valor.
Hace algunos años leí un artículo en A Blog To Watch que trataba sobre este tema de la novela Huygens-Hooke, citando como fuente otro artículo publicado por el sitio SJX - a mí me gusta mucho ese blog -. En el artículo de A Blog to Watch y SJX se detalla el encuentro fortuito de las actas perdidas de presentación de Hooke ante la Royal Society, una de 1662 y la otra de 1668, y que estaban extraviadas y que corresponden a la presentación de Hooke ante los expertos y su explicación del funcionamiento del espiral. El secretario encargado de la anotación de la presentación fue, como ya comenté, el amigo de Huygens, Henry Oldenburg. En 1668 Oldenburg trajo a la presentación de Hooke a un amigo: el filósofo Lorenzo Magalotti, también amigo de Huygens.
Durante mas de dos siglos se había especulado sobre dónde estaban esas actas perdidas, actas que le hubieran permitido refutar a Hookes las pretensiones de invención de Huygens con absoluta transparencia. No queda claro, sin embargo, quién ‘robó’ las actas: si Oldenburg ( para favorecer en el futuro a su amigo Huygens ); la propia Royal Society ( para vengarse del impertinente Hookes ); o el mismo Hookes en un intento desesperado de que no lo copiaran y no le robaran su invento. En este punto crucial los autores que han escrito sobre el tema no se ponen de acuerdo. Para Robertson, Hooke ha sido su propio enemigo y haber ocultado información le jugó en contra; para Landes, Hooke no se dio cuenta de la importancia enorme de su invento ( lo mismo le había pasado a Galileo ) y no previó que otros ( entre ellos Huygens ) tenían espías en la Royal Society. Y por supuesto, Thomas Tompion no ha tenido dudas que el inventor del espiral fue Hooke. Si bien es cierto que Tompion y Hooke habían tenido una relación tormentosa, también es cierto que Tompion siempre ayudó y fue muy paciente con su volcánico amigo. El libro de Bruton y el de Symonds abordan en profundidad esta relación de amor-odio-admiración entre Hooke y Tompion..
No deseo terminar esta exposición sin antes comentar otra opinión, esta vez a cargo del gran maestro de relojería, inventor y docente George Daniels ( inventor del Co-axial ).
Daniels, además de su trabajo de campo en la relojería, era un incansable investigador.
Lo que Daniels supone, y mucho de razón tiene, es que Hooke era un genio con muy mal genio y eso lo arruinó; que Huygens, efectivamente, había visto un reloj con espiral en Paris hacia 1660 ( acompañado por el Duque de Roanez ) en los talleres de Martinet y diseño de un tal Pascal ( del que digo con vergüenza, no sé nada ); y también cree que este es un tema que no tendrá fin. Igualmente noté en la lectura del libro ‘Watches’ que Daniels le dá muchísimo crédito al relojero de Huygens, Isaac Thuret. Thuret introdujo modificaciones y mejoras en los planos de Huygens que hicieron que el espiral funcionase con enorme eficacia. Por supuesto, Huygens se encargó de defenestrar a Thuret y acusarlo de incompetente y mal intencionado. En el libro de Daniels se dan excelentes detalles de la disputa legal entre Huygens y Thuret y de cómo Thuret logra poner en marcha el diseño del espiral de Huygens, a pesar de todo.
Fotos de la red: reloj de bolsillo de Thomas Tompion aprox. 1675-1679 con el disputado espiral.
Galileo vs Huygens: El Péndulo
Huygens, Galileo y su hijo Vincenzio fueron contemporáneos solo por poco tiempo.
Y tuvieron una encarnizada enemistad.
Sumada a la enemistad: celos y rencores. Celos y rencores entre genios… ¿ se puede creer… ? Pues sí.
Los hechos: el 16 de junio de 1657 se inscribió en el Estado General de La Haya un derecho de invención de reloj de péndulo por parte de Christiaan Huygens, cuyos planos presenta y dá derecho de construcción al relojero holandes Salomon Coster sobre dicha invención.
Huygens, luego de 1657, fue perfeccionando los cálculos matemáticos y la disposición de las ruedas de transmisión del reloj de péndulo ( la rueda catalina pasa de Horizontal a vertical; se actualizan cálculos sobre isocronomía y comportamiento cicloidal del péndulo que no había tenido en cuenta ). En 1658 escribe “Horologium”, pequeño tratado sobre su invención; y en 1673 escribe un libro que hoy día es considerado el primer tratado horológico en estudiar el comportamiento de los relojes de péndulo: De Orologio Oscillatorio.
Foto de la red: reloj hecho por Coster con planos de Huygens y copia del libro De Orologio Oscillatorio.
Y acá empezaron los problemas…
Vuelvo un poco para atrás.
En 1636 Galileo planteó el uso de un péndulo en alta mar como artefacto para tratar de medir la longitud ( el gran enigma de aquellos tiempos… ) al entonces Príncipe Federico Henry de Orange, monarca de lo que hoy es Países Bajos. Y el secretario del príncipe y quién llevaba los asuntos de correspondencia y evaluación con los diversos protegidos y mecenazgos, era… el padre de Christiaan Huygens, Constantijn Huygens. ¿ Puede haber habido un desliz sobre ese péndulo de Galileo hacia el hijo de Huygens... ? Puede.
Los primeros bosquejos de un péndulo hechos por Galileo datan de antes de 1636; Galileo fallece en 1642. Su hijo Vincenzio, antes de morir en 1649, construye un reloj de péndulo siguiendo los planos y diseños de su padre. Es decir: el péndulo como invención ya se conocía en el ambiente científico de la época unos años antes que Huyguens patentara el reloj con el péndulo. Por supuesto, vale una aclaración: el Péndulo de Galileo, en su concepción y planteo, había sido considerado por su inventor como un instrumento astronómico y de navegación y no horológico; en cambio, Huyguens en todo momento tuvo entre ceja y ceja que su patente de 1657 sí era sobre un reloj.
Fotos del libro de Robertson y en el siguiente orden: dibujo del mecanismo de péndulo de Galileo enviado a Huygens para su análisis; dibujo del reloj de péndulo que estaba en el Palacio de los Medicis hacia 1656 y hecho bajo planos proporcionados por el hijo de Galileo, Vincenzio; reloj de Salomon Coster ( con planos de Huygens ) vista lateral; primer bosquejo de Huygens sobre su reloj de péndulo; dos dibujos del mecanismo del reloj de péndulo de Huygens: el de la izquierda corresponde al borrador del dibujo que acompañaría la publicación de Horologium en 1658, y el de la derecha es el que finalmente fue en el libro.
Una novela aparte merece la explicación de qué pasó con todos los papeles, estudios, tratados, bosquejos y cálculos que en vida realizó Galileo y que aún no había dado a conocer a la comunidad científica de la época. Mas que novela, tragedia.
A la muerte del genio en 1642 su hijo Vincenzio hereda todo ese material inédito, entre eso se encuentra su ya famoso péndulo y todas las pruebas, cálculos y bosquejos. Vincenzio, a su vez, fallece en 1649, heredando todo el inventario de documentos su viuda. La viuda esconde como puede toda la documentación por temor a morir en la hoguera por hereje. Ella a su vez fallece en 1669.
La polémica con Huyguens ya estaba en su apogeo, pero como Galileo ya había fallecido y nadie decía esta boca es mía y en la Toscana arreciaba la Inquisición ( que nunca perdonaría a Galileo su desfachatez e indisciplina ) Huygens terminó adjudicándose todo el mérito del descubrimiento.
En 1669 toda la documentación, planos y correspondencia inédita de Galileo pasa a uno de sus antiguos discípulos: V. Viviani, que también esconde todo el papelerio en un granero en una casa abandonada en Florencia. Viviani fallece en 1703 y su último heredero fallece en 1737, año en que la casa se remata y todo lo de Galileo es vendido al peso del papel a un carnicero.
Por obra y gracias de los Dioses, que semejante atropello no podían seguir tolerando, una de las cartas que envolvían mercadería llega a manos de un senador florentino, Clemente de Nelli, quién reconoce el gigantesco valor del papel. Nelli hace sus averiguaciones y compra todo el papel del carnicero. Pero toda esa documentación, incluyendo planos, cálculos y bocetos inéditos de Galileo no se publica hasta 1811.
Un estudio detallado de la correspondencia de Galileo hace que se puede sacar la siguiente inferencia:
Hacia principios del siglo XVII Galileo inventa el péndulo. Quizás no avizoró el enorme valor científico y técnico de ese mecanismo. Como ya comenté, Galileo le asignó mayor valor astronómico y matemático que como instrumento horológico.
En 1637 en carta a los Estados Generales de La Haya ( carta que Constantijn Hugyens leyó y quizás comentó con su hijo Christiaan ) Galileo pide a su protector y mecenas ser puesto en contacto con relojeros de los países bajos para la construcción de un reloj de Péndulo.
En 1639 Galileo publica en Paris un libro llamado, en el original en francés:’ L’ Usage du cadran ou de l’horologe phyque universel’. En el libro explica las propiedades astronómicas y matemáticas del péndulo ( que debía ser accionado manualmente ) y lo plantea como solución para la medición rápida y sencilla de la Longitud. Hacia el final del libro Galileo se lamenta que su invento, el péndulo, no ha sido adaptado ni ha sido considerado por los relojeros como alternativa plausible.
En 1642, poco antes de morir, Galileo confía toda su biblioteca inédita a su hijo; y le deja el encargo, además, de que siga los planos de construcción del reloj de péndulo de su inventiva - aquel mismo pedido a su mecenas en 1637 nunca había prosperado -.
En 1649, y poco antes de morir, el hijo de Galileo, Vinzencio, fabrica un reloj con péndulo - no se conserva -.
Mas increíble aún es lo que le pasó a Christiian Huygens cuando en 1658 el príncipe Leopoldo di Medici lee el libro de Huygens “Horologium” y al tiempo le regalan un reloj de péndulo de Huygens. El príncipe, gran admirador de Galileo y conocedor de los inventos de éste, le contestó a Huygens que no era de caballeros apropiarse de inventos ajenos. Tal es así, que en 1656 el príncipe Leopoldo di Medici encargó un reloj de péndulo siguiendo los planos de Galileo a Philip Treffler, relojero de la corte.
Por supuesto Huygens se defendió de los dichos del príncipe, argumentando que él no sabía absolutamente nada de Galileo y su péndulo y la aplicación de éste a un reloj. Años mas tarde, al publicar en 1673 ‘De Orologio Oscillatorio’ - dedicado al monarca Louis XIV - Huyguens comenta que se siente enojado y perplejo que lo llamen plagiador de Galileo.
Visto desde 2021, entiendo a Huygens; ya en 1673 era famoso, admirado, lleno de prestigio, era adorado por soberanos y sus colegas y tenía abiertas las puertas de muchas cortes europeas. Galileo, sin embargo, no encontraba motivación en el prestigio o el dinero o en ir corriendo a patentar un invento. El genio de Galileo, mas bien, se encontraba eclipsado por sus continuos problemas con la Iglesia y la Inquisición; se sentía disminuído y traumado por haberse quedado ciego; su mal carácter y su poca diplomacia alejaban a posibles mecenas y simpatizantes. En la cabeza de Galileo no había lugar para la actividad comercial ni lucrativa, y mucho menos, de ocuparse de temas burocráticos como registrar una patente.
El investigador e historiador J. Drummond Robetson cree que no hay dudas de que el reloj fabricado por Vincenzio Galilei precedió en 8 años al de Huygens. Y también afirma que Huygens conocía el péndulo de Galileo, y por supuesto, su aplicación en el mecanismo de un reloj.
Algunos autores, entre otros G.H. Braille, también tienen en cuenta en esta polémica el famoso invento de Leonardo Da Vinci, el péndulo volador. Los bocetos y diseños sobre estos relojes, varios con sistema de péndulo, se publicaron por primera vez en el Codex Atlanticus que contiene 1119 piezas de diseño de Da Vinci creadas entre 1478 y 1519. El Codex recién se publicó a principios del siglo XVII y el original fue donado a la Biblioteca Ambrosiana en 1637. Galileo y Huygens fueron grandes estudiosos de Leonardo Da Vinci por lo tanto es posible que se hayan sentido inspirados por él.
Foto de la red: péndulo volador ( de juguete - permítanme esta licencia - ) de Leonardo Da Vinci.
Conclusión
Uno es una construcción constante: somos lo que otros notan, somos lo que hacemos, comemos, creemos, notamos, dejamos; somos lo que olvidamos, lo que discutimos y lo que dejamos pasar. Cuando argumentamos una posición o deseamos desarrollar una idea depende mucho nuestro acá y ahora, depende a qué autores se consulte, depende a quienes se seleccione para cotejar, depende como gustemos de instalar un debate o también depende nuestra cosmovisión, las circunstancias socioculturales y la educación previamente recibida.
Hace ya muchos años leí un libro encantador: Clocks & Culture de Carlo Cipolla. Ese libro hizo que me estalle la cabeza, en el sentido que finalmente comprendí mucho de lo que en mis pensamientos andaba dando vuelta desconectado y falto de sentido.
Cipolla desmenuza y sugiere interpretaciones para algunos acontecimientos cruciales que ocurrieron en Europa entre los siglos XIV y XVIII entre las que puedo nombrar:
- que los gremios ( y no los hombres de ciencia ) los que dieron el puntapié inicial en el salto tecnológico europeo.
- que los artesanos no especializados poco a poco empezaron a desarrollar habilidades diferenciadas: en este caso, hasta el siglo XVII los relojeros también eran cerrajeros y herreros.
- que la democratización del conocimiento dado por la imprenta fue una instancia crucial, entre otras cosas, por la alianza entre aquellos primigenios científicos y los artesanos.
- que las campanas y los artefactos mecánicos creados para recrear el movimiento de los astros son la antesala de los primeros relojes monumentales.
- que los cañones y los relojes de gran tamaño nacieron al mismo tiempo. Los primeros relojeros fueron armeros.
Pero la sugerencia mas importante, y que es la que es pertinente directamente a este texto, es que la efervescencia de las Ciencias y Artes fue imparable, una vez que el acceso al conocimiento abandonó las esferas privilegiadas y empezó a desparramarse poco a poco en el resto de la sociedad. La imprenta ( que ya existía en China mucho antes que Gutenberg ) fue el motor irrefrenable que, junto a los viajes atravesando mares misteriosos, el avistamiento de tierras desconocidas, la guerra entre imperios y la nueva tecnología bélica alimentó ( y sigue alimentando ) las innovaciones, los inventos, la experimentación y la divulgación.
Huygens y sus polémicas, quizás, son un poco una nota color entre lo mucho que se puede llegar a escribir sobre este hombre brillante y prolífico.
Un estudio detallado de la correspondencia de Huygens ya nos pone en camino de sus ¿ confesiones ? a propósito del espiral y el péndulo.
En el caso del espiral, Huygens afirma que ya lo había visto en 1660, en el taller de un relojero y en París. Y encima, para peor, comparte la patente en Inglaterra con el secretario de la Royal Society, Henry Oldenburg. El mismo Oldenburg que años antes ya había visto el espiral y su funcionamiento en manos de Hooke.
En el caso del reloj de péndulo, Huygens dice desconocer por completo lo realizado por Galileo; pero por otro lado dice que el péndulo de Galileo tiene imperfecciones y no es operativo. ¿ Cómo sabría Huygens que el péndulo de Galileo no estaba bien… si desconocía su existencia ?
Huygens me cae super simpático, sin embargo.
Fue un genio entre genios, un hombre destacadísimo, pero quizás con una ambición desmedida y un ego por las nubes. Sin dudas la relojería es lo que es, entre otras cosas, gracias a lo que Huygens calculó, imaginó y dibujó.
La polémica continuará. Pero en este caso, no tomo partido.
Prefiero seguir leyendo.
Bibliografía
Los que me conocen saben lo renuente que soy a usar nuevas tecnologías y fuentes de información digitalizadas. Por suerte de la vida - o no tanta suerte - tengo una muy buena biblioteca sobre horología y ciencias que tratan cuestiones del Tiempo. Muy probablemente en la web haya mucha mas información de la que se contienen en los libros que leí en su tiempo; pero bueno, uno todavía puede elegir qué hacer, cómo informarse y cómo dar a conocer qué cree o piensa en el soporte oportuno. Tener y disponer de una biblioteca especializada es una anacronía que me permito como si fuese un lujo asiático, y por otro lado, no tengo problemas en decir que engroso el populoso ejército de aficionados tiesos a la relojería. Ser miembro y partícipe de semejante cofradía en la que se insiste en entronar tecnología obsoleta de la asequible y sin caché hace que me sienta libre de todo mal y encima, hace que pueda enfocarme en temas tan apasionantes como éste.
Paso a los libros que utilicé como base para la escritura de este hilo:
The Evolution of Clockwork, de J. Drummond Robertson.
Desconozco si existe una traducción de este libro en español. Gran parte de la trastienda de los mecenazgos, intercambios epistolares y derivaciones cortesanas de Galileo y su péndulo se describen aquí con gran minuciosidad. Gran fuente bibliográfica para quién le interesa cómo se gestó la invención del péndulo y por qué ha traído hasta hoy tanta polémica.
Watches, their History, decoration and Mechanism, de G.H.Braille
Braille documentó muy bien tanto los reclamos de Galileo, como así también otros reclamos de otros inventores contra el despistado Huygens. Gran libros sobre materiales, mecanismos y decoración de relojes que comprende desde siglos XVII hasta fines del siglo XIX.
Revolution in Time de David Landes
Un maravilloso libro que trata al detalle las polémicas de Huygens ( el péndulo y el espiral ) y que además, es uno de esos libros que no falta en la biblioteca de los amantes de los guardatiempos que gustan de leer sobre historia y procesos históricos asociados a la horología.
The Worlds Great Clocks and Watches, de Cedric Jagger.
Jagger fue curador del museo de relojes ( hoy en el Science Museum ) de la Worshipful Company of Clockmakers, la organización de relojeros fundada en Londres en 1631. Con semejantes pergaminos, Jagger es una voz autorizada en este y muchos otros temas sobre historia de la relojería. Destaco que en el libro hay muchos detalles sobre Huygens, las disputas que lo rodearon y el contexto histórico que las enmarcó.
The History of Clocks and Watches, de Eric Bruton.
Otro indiscutido - una eminencia - que pone su grano de arena en el tema de las polémicas Galileo-Huygens; Huygens-Hooke. También excelente libro para tener un panorama muy ameno de la Historia de la Relojería.
Thomas Tompion, His Life and Work, de R.W. Symonds. Un libro de referencia para aquellos que desean tener una idea sobre el contexto histórico en el que la batalla entre genios y naciones por la Longitud estaba en todo su esplendor. Tompion, además, fue amigo de Hooke.
Watches, de Cecil Clutton y George Daniels. A estas alturas, ¿ quién puede discutirle algo a Daniels… ? Daniels, a su modo, y como relojero y artista e inventor, echa un manto de sapienza y dá su parecer sobre el caso. El Maestro sugiere que quiere quedar bien con todos, y que todos los involucrados a su modo contribuyeron para la invención del espiral ¿ Para qué pelearse… ? Los pone en el mismo escalón a Thuret ( el relojero de Huygens en el tema del espiral ); Tompion; Hooke y Huygens.
No hay comentarios:
Publicar un comentario