Segunda parte de la nota introductoria sobre calendarios

  Elegí, un poco a propósito, 4 culturas lejanas y desconectadas del sistema calendrical y de medida de tiempo que usamos hoy día en occidente: Maya, Inca, Trobriand y Nuer.

Para el que se perdió la primera parte de la serie, dejo enlace:

http://serenvintagewatchs.blogspot.com/2021/06/los-calendarios-el-de-aca-el-de-alla-y.html

Se dice de los Mayas, que fueron ‘los griegos de América’; de los Incas, ‘los Romanos de América’; a los Trobriand los elegí por razones obvias - culpemos a Malinowski -; y a los Nuer, porque me sorprendieron por sus métodos de medición de tiempo y estilo de vida mientras leía el libro de Anthony Aveni Empires of Time.  

Nuevamente, dejo de lado el calendario musulmán. Otra vez será. El texto es ya de por sí larguísimo y no deseaba extenderme hasta casi el infinito.


En cuanto a las culturas nativas de América, dos cosas:

*) La primera:  En el primer artículo que escribí tiempo atrás sobre Calendarios comenté que había dejado de lado algunos temas para evitar polémicas que no deseo para mí ni para terceros. Por supuesto habrá quién no esté de acuerdo sobre alguna que otra frase y/o expresión. Nos pasa, a menudo, a todos, y en todo tipo de circunstancias.


*) La segunda: Por razones obvias me referiré al período de la llegada de los Conquistadores en los apartados Maya e Inca. Trataré de dar hechos y sus interpretaciones dejando de lado opiniones personales y abocándome a lo que otros autores piensan sobre el particular. Por eso es que en gran parte de los apartados no expreso mis ideas sino los argumentos de Anthony Aveni, Tzvetan Todorov, el mismísimo Diego de Landa ( cuyo libro se puede comprar en Amazon o en cualquier librería que posea textos sobre este tema ); y Matthew Restall.    

 

Acá vamos...


Mayas

Tratar de comprimir la civilización Maya en unos pocos párrafos es como tratar de explicar la fascinación mundial por la memorabilia soviética en una oración. 

Lo intentaré, sin embargo.


Hubo una vez una enorme, lujosa, avanzadísima y complicada civilización en lo que hoy es Yucatán y Chiapas ( México); El Salvador y Guatemala. Los Mayas eran estudiosos, científicos, astrónomos-astrólogos, matemáticos, filósofos, ingenieros. Si bien, cada tanto, se trenzaban en guerras con sus vecinos, la mas de las veces se dedicaban a contemplar los cielos, la naturaleza y los fenómenos físicos y químicos que en ella sucedían, y los investigaban y estudiaban. Los Mayas tenían un muy sofisticado sistema de escritura, libros, bibliotecas, observatorios, escuelas, sistema de administración; en fin, todo aquello que una civilización necesita para avanzar y afianzarse como tal. 


Ya comenté que se los conoce como ‘Los Griegos de América’. Los Mayas ya tenían sistema numérico vigesimal, y ¡ con cero ! mil años antes de que Colón llegase. No tenían imprenta, pero sus maravillosos libros realizados en corteza de árbol  - de los que se han rescatado 4 -; y sus estelas, murales, frescos, ruinas arquitectónicas, pinturas y declames en roca siguen allí, para que los contemplemos, entendamos y admiremos. 

El legado escrito Maya, en lo poquísimo rescatado, es brillante. Se cree que sobreviven 4 Codex Mayas de los innumerables que existían. Nobleza obliga decir que un libro del inquisidor Diego de Landa ha contribuido al estudio y comprensión de la Cultura Maya. El libro es excepcional. Se llama ‘Relación de las cosas en Yucatán’ ( tengo la versión en inglés, sin embargo ). Diego de Landa fue un cura muy contradictorio: por un lado, estuvo fascinado con los Mayas y escribió un libro maravilloso sobre ellos; y por el otro, ordenó la destrucción de todos los Codex, la destrucción de monumentos y estelas; y la tortura y muerte de aquellos que no se plegasen a la fe cristiana.


Lamentablemente, ante la destrucción casi total de los Codex Mayas, no nos ha quedado otra alternativa que confiar en escritos posteriores: el del propio Landa, que ya nombré; el Popol Vuh ( que es un libro escrito por el cura Francisco Ximenez en la década de 1710  y que da testimonio de los relatos mitológicos y fantásticos de la cosmovisión y relato  Maya en boca de los pocos Mayas que aún sobrevivían en lo que hoy es Guatemala.); y los Chilam Balam, atribuidos al sacerdote ( o Chilam ) de nombre Balam. Eran una serie de libros - se conservan 9 - escritos a fines del siglo XVIII, que da cuenta de Leyendas, Mitos, Historia, Costumbres y Religión Maya. Estos libros están escritos en Latín y en Maya. 


Vuelvo un poco a la explicación sobre esta muy interesante civilización.

Los Mayas tenían, como los griegos, ciudades-estado. Cada ciudad era autónoma y se regía por sí sola en la administración de sí misma y el comercio. Los Mayas tenían una unión central regida por los Dioses, el Calendario, las castas de eruditos y sacerdotes y el ejército. 


Uno de los objetos mas extraordinarios que hoy día se pueden admirar es el famoso tablero de tres secciones de la Cruz de Palenque. ¿ Por qué es tan importante?  Porque allí encontramos la clave del sistema calendrical y de medición de tiempo de los Mayas. Este tablero en piedra, que tiene tres partes, está en el templo del Sol en la ciudad de Palenque en Yucatán. Los tableros están deteriorados debido a que en algún momento otros países deseaban tenerlo en sus museosby los arrancaron y llevaron. Por suerte, ha sido puestos nuevamente en su lugar, pero dañados y con pérdidas. 


Fotos de la red: en la primera, un dibujo detallado de los tres paneles; en la segunda, foto del tablero y sus tres secciones.






¿ De qué trata este tablero? Allí se puede ver una escena de una coronación: el árbol de la vida en el centro ( confundido como cruz, esa es la razón por la que a los tableros se los llame ‘cruz ‘) y el Dios Pacal, a la izquierda, cediendo mando y atributos a su sucesor, Chan Bahlum. En el resto de los tableros aparecen anotaciones astronómicas, temporales, rituales y sacerdotales, notaciones matemáticas, sobre geografía e historia. Es decir, ellos trataron de establecer una simetría entre el mundo natural, el sobrenatural, las notaciones históricas, su territorio físico y dominios, las observaciones astronómicas y naturales y ensamblar todo en un concepto único: espacio-tiempo. ¿ Les resulta conocido… ? Claro.


Los Mayas, según Diego de Landa, mantenían registros cronológicos por razones políticas y astronómicas. Según Anthony Aveni, parte de sus conocimientos en cuanto a astronomía y medición temporal venían de los Olmecas ( 2400-400 ac ); y los Zapotecos ( 700 ac- 1521 dc). Ya he mostrado y hablado sobre Monte Albán y su observatorio astronómico en alguna otra oportunidad. Monte Albán ( capital Zapoteca ) es la ciudad nativa americana más grande, importante y mejor conservada del continente. No he visto nada igual hasta el momento. Está a pocos kilómetros de Oaxaca.


Los Mayas tenían dos tipos de formas para contar el tiempo, ambas con una unidad de tiempo en común y mínima: el Kin. Kin significa ‘día’, ‘sol’, y ‘tiempo’. Por lo tanto, existe una íntima relación entre los tres. Kin también era el Este ( Lah-Kin, o ‘el sol que aparece’); y el Oeste ( Chi-Kin, o ‘el sol devorado’ ).    

Ya comenté sobre el sistema vigesimal con cero ( quizás atribuible a contar dedos de manos y pies ). 

Entonces tenemos dos ciclos: uno corto, o Tzolkin - calendario religioso-; otro largo, o Haab - calendario administrativo, agrario y secular -; y que se cruzan cada 18980 días o 52 años. Los Tzolkin y Haab se enlazan con la Cuenta Larga, o la manera de contar tiempo hacia atrás a efectos históricos, conmemorativos, astronómicos o de creencia. 


El ciclo Tzolkin comprende un año de 260 días divididos en 13 ciclos ( Uinal ) de 20 Kin o días.La razón del tamaño y conteo de 260 días se supone, según Aveni, que tiene que ver con un ciclo de 9 lunas, el tiempo humano de embarazo y los intervalos de la aparición de Venus en el cielo.


El ciclo Haab era de 365 días. Con 18 ciclos ( Uinal ) de 20 Kin ( días ) mas 5 días de mal augurio al final del ciclo pero a los que a efectos de no traer mala suerte no se los tenía en cuenta en su conteo formal. Los ciclos Tzolkin y Haab completan un ciclo con un denominador común mínimo de 18980 días o 52 años. Y a su vez,  ese Ciclo de combinación Tzolkin-Haab estaba inmerso en La Cuenta Larga. 


La Cuenta Larga o Ciclo del Universo, es un sistema de conteo para dar cuenta de largos períodos de tiempo: siglos, milenios y millones de años. Como los Mayas creían que la historia, la vida, el universo y las culturas son cíclicas y llegan a un punto de cristalizarse y tener que empezar nuevamente, asignaban un nuevo comienzo de ciclo a cada resurgir. Esto no significa, sin embargo, destrucción. Ellos no creían en cataclismos ni en eventos catastróficos ( lo mal que hicieron ).  En esa ‘vuelta a empezar’ la cuenta vuelve a cero. Entonces tenemos que un Tun ( año solar de 360 días ) tenía un ciclo de 20 o ciclo Katun. Cada 20 Katun completaba un ciclo Baktun).  Cada Picktum en la Cuenta Larga medía unos 13 Baktum ( unos 394 Tun o año solar de 360 días); y a su vez 20 Picktum eran un Kalabtun ( o que sería para nosotros 157.704 años solares ); 20 Kalabtun a su vez son un Kailchintun - o 3.154.071 años solares; y finalizamos con el número mayor de conteo Maya, el Alautun, o 20 KailChintun, poco mas de 63 millones de años solares.

Es decir, que el 6 de mayo de 2021, cuando empecé a escribir esta serie de artículos, en La Cuenta Larga Maya era el 13.0.8.8.18 o sea 13 Baktum, 0 Katun, 8 Tun, 8 Uinal, 18 Kin. 

Curiosamente, el 21 de diciembre de 2012 llegó el fin del Baktum 12 y empezó el 13. Es decir, el 22 de diciembre de 2012 fue 13.0.0.0.1. 


Además del tablero de la Cruz de Palenque, que como ya dije, es la pieza fundamental existente para descifrar historia, creencias y cultura Maya, existen 4 códices de los que se conoce existencia: el Dresden, el Madrid, París, y el Grolier ( ahora llamado Códice Maya de México ). Los nombres atribuidos corresponden, los tres primeros, a ciudades; y el cuarto, al Club Grolier de NY. El cuatro es el único que está en tierra americana.

Por razones de espacio solo haré una breve exposición sobre el Codex Dresden. 


El Dresden Codex despliega en sus páginas los movimientos del planeta Venus. Venus y el sol fueron los principales cuerpos celestes de estudio para esta civilización.

Los Mayas, durante su pormenorizado estudio de Venus, descubrieron dos cosas: 

  1. que fluctúa como un vaivén en un período de 8 años entre ambos extremos del horizonte ( este y oeste).

  2. Esa recurrencia del período de 8 años estaba relacionada con su ‘desaparición’ en el amanecer en su ciclo de 8 días.


Imagen de la red: parte del Dresden Codex




Por todo Yucatán, Belize, Guatemala y El Salvador existen cientos de ciudades Maya con observatorios dedicados a Venus. No sé si alguno de ustedes ha tenido la oportunidad de visitar las ruinas de Uxmal, Bonampak, Chichen Itza, Palenque, Calakmun y otros cientos. Un viejo chiste dice que en Yucatán es más fácil encontrar ruinas Mayas que un lugar para tomar sol en la playa…

Pues si alguno ha tenido oportunidad, sabrá la indescriptible belleza, grandiosidad y opulencia de esta cultura sin igual. También habrán observado cómo las construcciones están alienadas: siguiendo equinoccios, solsticios, el paso de Venus. Todos los edificios de las ruinas Mayas están orientados al paso y el comportamiento de Venus y el Sol. 


El Tiempo Maya era cíclico, no una línea, como el nuestro.

El calendario era la suma de muchos ciclos, números, metáforas de tiempo y de variaciones y cálculos que surgían de los números, las observaciones, la vida cotidiana, los dioses. 

No creían en catástrofes, como ya dije. Creían que se podía englobar el calendario con la historia, la geografía, el urbanismo, como metáfora de armonía y circularidad.


Termino este apartado Maya… escribiendo unos párrafos sobre los aztecas: Todorov cuenta que cuando Hernán Cortés vio por primera vez Tenochtitlan quedó sin palabras: una ciudad urbana inmensa y perfectamente ordenada, limpia, con paseos, jardines, avenidas, espacios públicos perfectamente aseados. Vio cómo los Aztecas tenían lugares de práctica de deportes, edificios comunales, escuelas de ciencias. Cortés quedó con la boca abierta al ver los sistemas de irrigación, métodos de fertilización, almacenaje y ‘ logística’; vio a estas gentes altas - eran mucho mas altos que los llegados a las Américas -, limpias, vestidas en hermosas prendas  y educadas en su cultura y maneras. Estos Conquistadores no podían entender - tampoco hicieron mucho esfuerzo… - cómo semejante civilización con tan alto estándar cultural, calidad de vida y perfección podía llegar a existir. Cortés y sus hombres, nobleza obliga decir ( y los que vinieron luego) habían llegado a América en busca de oro, plata, y piedras preciosas y no para hacer relaciones públicas.


Cortés siempre me ha parecido simpático, la verdad. Este hombre fue fruto de su tiempo y circunstancia, y además, tuvo suerte: Montezuma era - no lo digo yo, lo dicen los historiadores - un mediocre, un haragán, un hombre de una completa falta de energía y perspectiva. Montezuma, en su haraganería y falta de sensatez, atribuyó la aparición de Cortés a la materialización de un Dios desterrado en Yucatán esperando reclamar su reino. Y el día que lo hiciese, vendría brillando y tronando por el Este. Y el que llegó brillando y tronando por el este fue Cortés y sus sables. Cortés no venía solo, sin embargo: una larga caterva de tribus enemigas de los Aztecas venían detrás, ciegos y con ansias de vengarse de Montezuma y sus adláteres. 

Luego vendrían los saqueos, las epidemias, la Inquisición, y otras yerbas.

Pero esa es otra historia.



Incas


Como ya comenté, los Incas eran considerados los ‘Romanos’ de América. A diferencia de los magníficos Maya, ellos no poseían un sistema de escritura; aunque sí tenían un refinado sistema de colecta de impuestos, agricultura en montaña, estudios astronómicos y matemáticos. Curiosamente, y asombrosamente, no ejercían comercio. Una rareza que ha dado tema para más de un doctorado universitario a nivel mundial. Los Incas hacían trueques, intercambios o consignación de sus bienes, servicios y alimentos. Y el pago de impuestos se realizaba a partir de tareas comunitarias que eran necesarias para el buen funcionamiento del Imperio: construcción de acueductos, canteros montañosos para siembra de alimentos, limpiar y mantener paseos o edificios, etc.

Lo fenomenal, en todo caso, y lo que nos atañe como estudiosos de los sistemas de medición de tiempo, es que las ciudades enteras Incas eran ‘calendarios’. ¿ Cómo es eso ? Ya les paso a comentar.


Las principales ciudades Incas tenían una configuración excepcional: orientadas al Sol, y también siguiendo los derroteros de Venus, poseían líneas cuyo vértice convergía en un edificio central.  Pondré el ejemplo de la ciudad capital del Imperio Inca, Cusco.

Cusco tenía, en su planificación urbana, 41 líneas que convergían al Templo del Sol ( o Coricancha ). Este templo del Sol ( hoy desaparecido; en su lugar está la Iglesia de Santo Domingo ) estaba en la intersección de dos ríos que pasan por Cusco. De allí, entonces, irradiaban estas 41 líneas llamadas Ceques. Cada Ceque, a su vez, tenía Huacas, que eran objetos con forma de estelas, tronos, altares, piedras sagradas o pequeños observatorios. Esto, se cree, tiene que ver con el sistema matemático Inca, llamado Quipu.

Los Quipu son, también en la actualidad, un sistema aritmético que consiste en una rama con cuerdas de diferentes colores que tienen nudos. Cada nudo representa un número, y su combinación con el resto de las cuerdas de colores y con nudos da un coeficiente numérico de la operación matemática que se realiza. También los Quipu servían para contar historias y llevar un registro temporal y administrativo. 

Entonces tenemos que esos 41 ceques poseen Huacas, un total de 328. Cada Huaca tenía un significado y un propósito: marcar festividades, aniversarios, solsticios y equinoccios, marcar tiempo de cosechas, siembra, guerra. Los Incas eran expertos guerreros; fue un Imperio dedicado a conquistas y aventuras. No por ello, sin embargo, descuidaron los aspectos astronómicos y los cálculos matemáticos. 

Además del Templo del Sol o Coricancha, cuyas  gruesas paredes interiores fueron, alguna vez, de oro puro, existían cerca de Cusco otros observatorios y lugares para estudiar y medir el paso del sol. Uno de ellos fue Puquincancha, al sur de Cusco, desde el cual podía verse perfectamente alineado el paso del sol en el primer día de verano. 

Otro que puedo nombrar es el cerro Picchu, cuyas estelas para medir el sol estaban alineadas con los ceques de la cercana Cusco. Desde el Cerro Picchu las mediciones logradas correspondían a la toma de decisiones con respecto a reproducción, siembra y cosechas. 


Imágenes de la web: ceques de Cusco, y el Templo de Santo Domingo y en la base el Templo del Sol ( o Coricancha ).






¿ Sabían ustedes que los Incas tuvieron husos horarios… ? 

Tampoco lo sabía, hasta que me puse a investigar. 

El Imperio Inca era largo en extensión. Imaginen que si trazamos una línea imaginaria entre el sur de Colombia y el centro de Chile y región de Cuyo de Argentina, tenemos unos 5000 kilómetros de extensión entre norte y sur de territorio muy agreste, escarpado, con enormes desfiladeros, caminos de montaña casi inaccesibles, altas cumbres y selvas y montes. La manera que encontraron los Incas para que el imperio completo tuviese una uniformidad con respecto a un horario Imperial, pero sin dejar de lado la hora local, fue a través de estelas alineadas con el Templo del Sol en Cusco. Estas ciudades, además de tener esa estela con hora Imperial, poseían su propia hora local, es decir, que tenían sus 41 ceques y 328 huacas y sus observatorios para el sol y Venus. 


Habrán adivinado que esos 41 ceques y 328 huacas tienen una relación. Por un lado, 8 - los días de la semana - x 41 da como resultado 328. Y 328 días es el equivalente a 12 ciclos de nuestro mes sideral ( poco mas de 27 días y medio ). ¿ Qué pasaría con los 37 días restantes… ? Porque los Incas no eran tontos y sabían perfectamente que el ciclo temporal anual era de 365 días. 

El año nuevo Inca se contaba a partir del ascenso heliacal de las Pleiades, que empezaban su ciclo apareciendo antes del amanecer sobre el este; y el fin de año era el día que las Pleiades desaparecían en el anochecer y al oeste, es decir, 328 días después. Los 37 días restantes no se contaban. Y el ciclo calendrical empezaba nuevamente cuando las Pleiades aparecían nuevamente por el este…


Venus, las Pleiades, el Sol: una combinación casi perfecta de observaciones astronómicas hicieron que los Incas tuviesen una extraordinaria precisión con respecto a las mediciones calendricales. A esto se suma, que ellos también usaron la medición zenith-antizenith para medir distancias y hacer comparaciones horarias entre distintos puntos del imperio. El zenith, como ya saben, es cuando el sol pasa directamente sobre la cabeza del observador. Cusco era el lugar donde en el Imperio Inca se producía el zenith. Ellos dedujeron, entonces, que existiría un anti-zenith, o el día que el sol estaría directamente del otro lado del planeta. 



Nuer


Acaban de leer dos sistemas de calendario y medición de tiempo llevados a cabo por dos avanzadísimas civilizaciones del continente Americano. Claro está que hoy día ya no están en uso.


Ahora, en un golpe de timón, nos iremos a África, y nos ubicaremos como observadores participantes de los Nuer hacia los ‘30 y ‘40 del siglo pasado. Lo aclaro porque hoy día la cultura y tribu Nuer está desdibujada y maltratada por 50 años de guerras civiles, sufriendo fatalmente la modernidad, postmodernidad y sus descalabros metafísicos; y el destierro de todo aquello noble, bueno y simple de los Nuer que durante milenios les permitió vivir en armonía y calidez. 

Hoy día los Nuer usan relojes Casio ( en el mejor de los casos ), tienen móviles y suelen emplearse como mercenarios.


Pero volvamos a los ‘30 y ‘40.

El famosísimo antropólogo E. E. Evans-Pritchard escribió dos tratados sobre la cultura Nuer hace casi ya 80 años. Ambos libros son considerados clásicos en el estudio de la cultura Nuer ( hoy, enclavada en Sudán y Sud Sudán ). 

Los Nuer han llamado la atención del hombre blanco por un motivo muy específico: eran altísimos. Junto con sus primos hermanos, las tribus Dinka y los Nubios, fueron consideradas ( al igual que los ciudadanos de las repúblicas de la ex Yugoslavia) las gentes más altas del planeta.


A Evans-Pritchard le fascinaban los Nuer: sencillos, prácticos, sensatos. En aquella época eran nómadas, ganaderos y recolectores de frutos y hierbas; despreocupados del tiempo.

Es mas: no tenían, en su idioma, una palabra que signifique ‘Tiempo’. 


Los Nuer, a la hora de poner en práctica una estrategia de pastoreo de su ganado, dividían los períodos en dos: 

  • TOT:  de nuestro marzo a septiembre del hemisferio norte, o período de lluvias torrenciales. Durante el TOT ellos se recluían en sus viviendas de base en lo alto de las colinas. Durante estos meses de lluvias se dedicaban a plantar avena u otros granos. Y luego de la cosecha, los sobrantes los quemaban para fertilizar el suelo. 

  • MAI: de nuestro octubre a febrero del hemisferio norte, o período de sequía. Aquí, los Nuer se dedicaban a llevar de pastoreo al ganado, a cazar y pescar. 


Junto con el TOT y el MAI, Evans-Pritchard también diferenció dos instancias asociadas: el RWIL ( o cuando los Nuer emprendían la vuelta a sus casas en las colinas a la espera de las lluvias torrenciales ); y el JION ( cuando se terminaba la cosecha, las lluvias cesaban, y la tribu se prepara para ir de pastoreo con el ganado ). 

Curiosamente, y esto es en sí muy extraño, los Nuer no le prestaban atención al sol, la luna, los planetas ni nada parecido. Mas bien, se guiaban por esta muy marcada división entre dos estaciones climáticas completamente diferentes.


Evans-Pritchard trató de hacer una clasificación sobre esta suerte de división temporal en los Nuer. Entonces les asignó dos usos diferentes a las ocurrencias climáticas: uno ecológico ( lluvias-sequía ); y otro estructural. 

El período ‘estructural ‘ en la concepción de Tiempo de los Nuer estaba ligada a la iniciación de los jóvenes en su tránsito hacia la adultez. Si bien, como ya dije, los Nuer no tenían una palabra para ‘Tiempo’, sí sabían ubicar un acontecimiento que había pasado décadas atrás. Para ello ellos se referían a las líneas marcadas a cuchillo en sus frentes, cara y cuerpo como si fuese un calendario ( signo de pertenencia o comunidad en actividades de guerra, pastoreo, jerarquía o bailes rituales; y además, marcas de tiempos pasados correspondientes a circunstancias excepcionales e históricas concernientes a la tribu ). 


Imagen de la red: Evans-Pritchard y los Nuer.





Trobriand


Las islas Trobriand son un archipiélago cercano a New Guinea.

Hoy día, y como los Nuer, los Trobriand tienen móviles, festejan Navidad, Halloween o Reyes. 

Pero alguna vez fascinaron y deleitaron con su generosidad y originalidad a buena parte del universo académico del temprano siglo XX.


Como en el caso anterior, casi todo lo que sabemos de los primitivos Trobriand lo debemos a otro famoso antropólogo, el inefable Bronislav Malinowski. Quién también, hace mas de 100 años, quedó fascinado con estas gentes sencillas, afables, y atemporales.


Los Trobriand no tenían en su lengua tiempos verbales. Desconocían  el presente, pasado o futuro. Como bien apuntó Malinowski en sus diarios, ellos no distinguían entre ahora, ayer o mañana. Les era indiferente. Y otra rareza que Malinowski remarcaba cada vez que podía: un objeto era un concepto, como si el significante ocupase todo el significado. ‘Madera’ era el árbol, el trozo de leña, la casilla frente al mar o la canoa. 


Los Trobriand, sin embargo, y a pesar de no distinguir presente de pasado o futuro, sí tenían un calendario con 10 meses fijos regidos por el ciclo lunar. Cada mes tenía el nombre de la actividad pastoril que correspondía a la estación. Luego que esos 10 meses de ciclo lunar terminaban, se dejaba de contar los días  hasta la aparición del gusano Palolo. 

El elemento principal y el evento que daba comienzo a un nuevo calendario era la aparición del gusano Palolo, como ya comenté, que aparece una vez al año y durante 3 o 4 noches en aguas de las islas y con fines reproductivos. El mes que comenzaba el calendario con la aparición del Palolo se llamaba Milamala y ese mismo evento dio puntapié al Festival Milawak, que todavía se lleva a cabo, pero con fines de divertir a turistas.

Curiosamente, el gusano no aparece de manera uniforme en los alrededores de las islas, por lo tanto en cada una de ellas el calendario se llevaba de diferente manera. 


Imagen de la red: Malinowski y gentes de las Trobriand.






Conclusión


He tratado de resumir 4 maneras diferentes de medir el tiempo ( o que ni exista, como para los antiguos Nuer) y 4 maneras diferentes de usar calendarios ( o no tenerlos… como los antiguos Nuer, nuevamente ). 


A simple vista, parecería ser que a cuanta mas compleja la medición, mas avanzada la civilización. No concuerdo, sin embargo, con esa idea.

Creo que cada cultura desarrollaba y ponía en práctica lo que necesitaba, ni mas, ni menos. La economía de recursos, y la administración de los conocimientos disponibles, hicieron que cada cultura tome las decisiones que mejor le sentaron, independientemente que otras culturas hayan tomado otro tipo de decisiones y hayan enfocado sus energías en otros menesteres.

¿ Para qué querrían los Nuer saber sobre Venus… ? Los Nuer sabían todo lo que necesitaban saber: que tenían dos estaciones al año, lluvia y sequía. 

¿ Para qué los Trobriand necesitarían tener tiempos verbales… ? Si eran considerados el pueblo mas feliz del planeta, con todas sus necesidades básicas satisfechas, con una envidiable capacidad de resolver conflictos a través del dar y recibir ( Marcel Mauss también los estudió a la hora de escribir su famosísimo Ensayo sobre el Don ) y con una abrumadora alegría y plenitud espiritual que ponían furioso y descontrolado a Malinowski ( décadas después de fallecido se publicaron sus diarios íntimos en los que manifestaba su ‘frustración y enojo’ por la manera dócil, feliz y despreocupada en la cosmovisión y manera de ser Trobriand… ).


El continente Americano, en cuanto a la complejidad de sus sistemas calendricales y matemáticos, respondía a otro tipo de necesidades. Las civilizaciones americanas, enormes, cosmopolitas y complejas,  estuvieron durante siglos en constante tensión: Mayas, aún pacíficos, guerreaban constantemente; los Aztecas tuvieron múltiples enemigos ( al punto que Todorov le asigna importancia fundamental a las tribus aliadas a Cortéz en la caída del Imperio ). Los Incas poseían un enorme Imperio muy difícil de administrar y en constante conflicto interno y externo. También acá, según algunos autores, Pizarro la tuvo fácil: cuando los conquistadores llegan a Cusco el Imperio estaba en guerra civil. Y los altos y esbeltos Incas prefirieron seguir matándose entre ellos mismos que prestarle atención a unos barbudos pequeños, con espadas y mosquetes, y a caballo. Y para cuando se dieron cuenta de las intenciones de Pizarro y compañía… fue demasiado tarde.


Me gustaría terminar este artículo hablando de Cahokia.


A que nunca jamás escucharon hablar de ella.


La cultura Mississipi ( la que luego daría nombre al río… ) se extendía desde el hoy estado de Florida hasta el estado de Illinois. Justamente allí estaba Cahokia, la ciudad nativo norte americana de la costa este mas importante de la que se tenga registro. 

Cahokia existió entre los siglos 1000 ac y 1300 dc. Es decir, ya como ciudad-estado había sido abandonada y desmembrada mucho antes que los Conquistadores llegasen. 

Hoy día se puede visitar la pirámide central y otras pirámides menores. En verdad, vale la pena.

Un factor curioso con respecto a Cahokia: sus edificios no estaban construidos con barro cocido sino con barro crudo. Por ello, las edificaciones que hoy día se analizan y estudian en Cahokia parecen cerros.

El plano urbanístico de Cahokia es impresionante, y se cree que su construcción demandó casi un siglo y miles de esclavos y millones de toneladas de piedra, barro y madera.


¿ Y por qué les estaré hablando de Cahokia… ?

Les hablo de ella por sus famosos Woodhenge. Que no es tan famoso como Stonehenge, pero para lo que nos ocupa, es lo mismo.

Cahokia Woodhenge es, ni mas ni menos, una serie de notaciones calendricales realizada con una serie de postes de madera alineados acorde a equinoccios, solsticios, eventos astronómicos y el comportamiento de constelaciones y planetas. Los círculos de postes en Cahokia eran 5 en total, y en la medida de lo posible, han sido reconstruidos. Se los clasifica como Woodhenge I, II, III, IV y V. Cada cual con una determinada cantidad de postes ( uno central ) y un propósito astronómico diferente.

El mas interesante y estudiado por los arqueólogos y astrónomos es el Woodhenge III, que consiste en 48 postes y uno central ( con una desviación de un metro setenta para compensar la ubicación del poste con respecto al sol ), perfectamente alineados con los solsticios y equinoccios.


¿ Y por qué los habitantes de Cahokia estaban tan interesados en este tipo de mediciones… ? Pues… las tremendas inclemencias meteorológicas que desde siempre aquejan el Mississipi: calor insoportable la mayor parte del año, tornados, huracanes, inundaciones, lluvias torrenciales durante semanas enteras. Estas gentes sabían que luego del equinoccio las inundaciones y tormentas llegarían impiadosas. No era tiempo de guerras ni de plantar. Y con el solsticio y la mejora en las condiciones meteorológicas llegaba en tiempo de sembrar, pelear con tribus vecinas, acondicionar edificios y fortificaciones.

Una vez mas, el calendario y la medición del tiempo a medida de lo que se necesita. 


Imagen de la red: Cahokia y sus Woodhenge.








Bibliografía:


*) An Account of the Things in Yucatan. Autor: Diego de Landa. La versión en español se llama ‘La Relación de las cosas en Yucatán”. Como ya comenté, el 90% de aspectos sociales, culturales y de ciencias desarrolladas por los Mayas se las conoce gracias a él y su detallado estudio de esta maravillosa cultura. Luego, con los años, su opinión cambiaría radicalmente. Vaya a saber uno qué le pasó a Landa...


*) Empires of Time. Autor: Anthony Aveni. Sobre Aveni y este libro ya dije muchísimas cosas - todas buenas - en otros artículos. 


*) The Conquest of America. Autor: Tzvan Todorov. Este autor tiene aspectos algo polémicos ( el rol de La Malinche en la caída del Imperio Azteca ); y otros francamente fantásticos. En resumen: Montezuma cae por su propio peso de líder mediocre, por sus enemigos ( aliados de Cortés ); por las epidemias europeas; por su cobardía y pereza…


*) Seven Myth of the Spanish Conquest. Autor: Matthew Restall. El libro es sensacional. Y además, nos brinda un punto de vista completamente diferente sobre las razones y circunstancias que apoyaron e hicieron posible que el continente casi completo sucumba a unos pocos aventureros. 


*) Mapping Time. Autor: E. G. Richards. Ya he hablado sobre este libro en otras oportunidades. Muy completo y con excelentes datos matemáticos.


Publiqué esta nota el 25 de septiembre de 2021 aquí:


https://serenvintagewatchs.blogspot.com/2021/09/formas-de-medir-el-tiempo-en-otras.html


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