Como muchos de ustedes saben, soy gran admiradora y me gustan mucho los relojes Breil. Mi primer Breil llegó en 1989, y fue un Breil Manta en acero y dorado. Y desde ese entonces, los Breil pueblan mis cajas relojeras sin tapujos ni remordimientos.
Breil nace como marca y casa relojera en 1939 (fundada por Innocente Binda); pero recién lanza relojes al mercado en 1942 (según algunos registros). En sus inicios fabricó relojes de bolsillo y despertadores, y luego de unos años lanzó relojes de pulsera.
En 1970 Breil crearía un hit y enorme suceso (que sigue hasta hoy) al lanzar al mercado los inmortales Breil Manta (también lanza los OK, pero ellos sin otra historia). Sin lugar a dudas, en el inconsciente colectivo del aficionado el nombre Breil Manta es sinónimo de reloj de buceo (y esa fue la intención, en sus comienzos). Hoy día, sin embargo, los Breil Manta cubren una amplia gama de diseños acuáticos, deportivos y casual.
Mucha gente cree que Breil es sinónimo de Breil Manta, o se dejan llevar por la creencia de que son relojes de moda y mala calidad. Los Breil han cubierto y cubren una muy amplia gama de relojes de diferentes tipos y funciones; y la calidad de la mayoría de ellos es indudable.
Aparte de los ya mencionados Manta (que salieron al mercado en los '70); existen muchas otras colecciones dignas de destacar, y muchas de ellas aparecidas en los '80: Andromeda, Classique, Elysée, Charme, y el protagonista de hoy: los Breil La Luna.
Mi Breil La Luna posee un mecanismo de cuarzo fabricado por France Ebauches (más precisamente el FE 7122) con un rubí. El datario está a las 6, y la fase lunar a las 12 (es muy interesante que les diga que el disco de la fase lunar está asentado sobre el día de la semana).
La historia de Breil, luego de los '80, siguió con otras propuestas y gamas. Pero eso lo dejo para otra nota.
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