La relojería no escapa a la manera exitista que solemos tener los occidentales de ver la vida.
Rápidamente aquello que se masifica y puede cuantificar y otorgar cierto prestigio ocupa un lugar esplendente en el imaginario de los consumidores y luego un lugar destacadísimo en los anales de los rutilantes catálogos y libros. Los nombres de algunos relojes o sus creadores y usuarios se convierten en sinónimo de éxito, magnífica posición social y aceptación.Siempre es muy bonito hablar de los éxitos. De lo que va bien, es famoso, admirado y conocido.
Pero muchas veces nada se dice de aquellos que lo han intentado y mordieron el polvo del fracaso y el olvido.
Aquellos que han dejado su salud, dinero, sueños y entusiasmo en tratar de hacer, construir o crear lo que a su pleno juzgar y analizar hubiese sido un artículo, obra u objeto maravilloso.
La relojería oficial está llena de éxitos rutilantes.
Y las únicas caídas dignas que se mencionan son las provocadas por la crisis del cuarzo.
Casi nada se dice, sin embargo, de los fracasos estrepitosos que solo pueden deberse a los absurdos, las fantasías delirantes y las ideas locas de aquellos que lo perdieron todo ( hasta la cordura ) buscando el reloj o mecanismo perfecto.
Por esa razón me gustaría escribir unos párrafos para contarles la historia de un italiano que alguna vez fue, junto al resto de su familia, a aquella tierra de promesas, la muy reciente USA, para ‘Fare L’America’.
Su nombre fue Donald ( Don ) Mozart.
Mozart era un hombre muy habilidoso.
Pronto destacó en el negocio de las joyas y gemas. Y como relojero aficionado. Y como soñador en un continente en el que los sueños, algunas veces, se hacían realidad.
Don era un soñador de aquellos que sueñan y lo que sueñan arremete con el resto de sus vidas y otras vidas.
No es mi propósito hacer un racconto extenso de sus peripecias por este mundo.
Simplemente deseo dar un bosquejo de lo que fue y es un Mozart, el reloj de bolsillo mas buscado por los coleccionistas de relojes de bolsillo fabricados en USA. Estoy hablando de un reloj que no funciona ni funcionó ni funcionará y que ni siquiera fue un fracaso comercial... pues nunca se comercializó.
Vaya paradoja.
Mozart, como ya dije, principalmente fue joyero y gemista. Tuvo varios negocios muy exitosos en varios estados de USA antes de recalar en New York en 1864, donde empezará su ocaso. Un ocaso condenado antes de empezar. Pues la relojería mecánica e il signore italiano no formaron una dupla brillante.
Mozart cometió el mismo error que hasta hoy día muchos comenten: creer que porque en un rubro son exitosos... pueden hacer cualquier cosa.
Ya en New York nuestro protagonista pronto convenció a inversores y aventureros con dinero que era capaz también destacar en la fabricación de relojes de bolsillo. Mozart presentó y patentó entre 1859 y 1863 varios tipos de escapes. Uno de ellos ( el que lo llevaría a la ruina total ) literalmente enloquecedor, incongruente y una total inoperancia: pues de un plumazo il signore Mozart borró el ancora haciendo que la rueda de escape y el volante chocasen entre sí... y se las arreglasen como podiesen.
También patento el reloj de 3 ruedas. Por eso es considerado en USA como el padre de los 3 wheel Pocket Watches.
Si bien es cierto que el reloj de 3 ruedas hacía rato que estaba en Europa, en USA aún no habían tenido a un genio que lo pusiese en producción.
Mozart, ya con los inversores poniendo dinero y desligado de sus lucrativos negocios ( qué enorme error... ) se hace cargo como ingeniero-gerente de la Mozart Watch Company ( que luego cambiaría su nombre por The New York Watch Company). Empresa que bajo su liderazgo no logró sacar a la venta ni un solo reloj en 4 años...
Claramente los socios inversores se deshicieron del italiano sin demasiadas gentilezas.
Mozart, no contento con esa catástrofe, puso otra fábrica.
Que por supuesto llamó The Mozart Watch Company y que funcionó entre 1866 y 1870, año en que inexorablemente fue a la quiebra. Y la que no logró poner ni un solo reloj en el mercado...
The Mozart Watch Company ensambló 30 relojes ( 10 de ellos personalizados para los accionistas ) de los que se conoce la existencia de poco mas de 10. Y de esos 10 solo 4 conservan su caja Hunter original.
Mozart terminó quebrado económicamente y moralmente - fue declarado insano - y fallecerá en un manicomio en 1877 a los 57 años.
¿Creen que la historia termina acá ?
Pues no.
De aquella primigenia The New York Watch Company, donde Mozart fue alma mater y donde empezó ese loco intento de poner en funciones su reloj de 3 ruedas sin ancora, nacerán dos ramificaciones de la relojería de bolsillo de USA: la Hampden y la Rock Island.
The New York Watch Company se fundió en 1877 luego de cambiar de nombre y soportar un voraz incendio. En ese año renace de las cenizas llamándose The Hampden Wath Company de la mano del famisísimo cajista John Dueber. Esta fábrica tuvo a su vez varias marchas y contramarchas hasta que en 1930 sus maquinarias, existencias y remanentes son vendidos a la empresa rusa Amtorg, quién además contratará a 21 de los técnicos para montar la fábrica en la ya mítica URRS.
The Rock Island Watch Company nace de lo que quedó en pie de la Mozart Watch Company luego de su desastre económico. Y curiosamente sufre la misma maldición que la Mozart: durante su muy corta existencia no pudieron poner un reloj a la venta. Una lucha legal y comercial entre antiguos accionistas de la Mozart y la Rock Island termina con que esta última debe devolver todo lo que recibió de la quiebra de la Mozart. Y acá entra en escena la tercera maldición de Mozart: esa maquinaria devuelta por la Rock Island es adquirida por la recientemente creada The Freeport Manufacturing Company... que es destruida por un incendio sin que haya podido poner un solo reloj en el mercado.
Les dejo 2 imágenes donde pueden apreciar el escape de Mozart.
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