Este reloj es un escandaloso pergeño de los genios que alguna vez anidaron en esa manufactura. Los Seamaster De Ville son mis preferidos. Sin dudas y lo afirmo vehementemente, esas preciosuras son perfectas, limpias, inmaculadas, de líneas suaves y exquisitas. Y el calibre otra maravilla irrepetida: el 681.
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